LOS RICOS Y SUS RIQUEZAS
Por Alfredo
Zaiat
Investigaciones académicas, organismos
internacionales, opiniones en medios de comunicación y discursos políticos se
ocupan de la pobreza. Proponen planes, realizan diagnósticos, financian
programas asistenciales y prometen combatir la desigualdad. Los estudios sobre
los pobres abundan. No desbordan, en cambio, centros estadísticos, cátedras
universitarias ni congresos mundiales dedicados a explorar a los ricos y sus
riquezas. Están protegidos de estudios molestos que puedan exponer las
inequidades sociales y las políticas que hacen posible su existencia y
desarrollo. La mención tradicional que los involucra está en referencia a los
pobres, por índices de distribución del ingreso. Pero son escasos los datos
específicos sobre los ricos en el mundo, evolución, características e ingresos.
Existen publicaciones dedicadas a la frivolidad que muestra la ostentación de
millonarios o a relatar historias edulcoradas de cómo construyeron sus
fortunas. La lista Forbes es superficial y no brinda elementos sustanciales
sobre acumulación de riquezas. Una aproximación sobre la cantidad de personas
millonarias y magnitud de riqueza concentrada en pocas manos la brindan con más
información dos documentos. Uno preparado por Merrill Lynch y Capgemini, y el
otro por Wealth-X, firma que ofrece a las grandes compañías el perfil de los
ultra ricos.
Existe una idea naturalizada en el espacio público
que dice que en las grandes crisis todos pierden. Algunos más, otros menos,
pero que todos contabilizan una reducción de patrimonio. Trabajadores y
jubilados porque padecen el recorte de sus ingresos o pierden el empleo; y
empresarios y banqueros porque disminuyen ventas y ganancias, bajan las
acciones y bonos, o porque quiebran y tienen que ser rescatados por el Estado.
Esto que parece tan lógico en el discurso y teoría no se verifica en los
hechos. Desde que estalló la crisis en 2008 aumentó la cantidad de desocupados
y pobres en Estados Unidos y Europa, y también subió la cantidad de ricos. La descripción
sobre que el capital financiero es el dominante en esta etapa del desarrollo
del capitalismo global, y que líderes políticos de las potencias están
subordinados a proteger esos intereses, se expresa con nitidez en los
resultados de los últimos informes dedicados a los ricos realizados por esas
firmas.
El “World Ultra Wealth Report 2011” define como Ultra High Net Worth Individuals
(Uhnwi) a personas con
activos superiores a 30 millones de dólares, sin contabilizar sus casas y
bienes de colección (obras de arte, entre otros) y de consumo durable (autos,
aviones, yates). El informe contabiliza el efectivo y los activos de fácil
realización. Por lo tanto, esos ricos tienen una riqueza superior a esos 30
millones de dólares de inmediata disponibilidad. La investigación tiene como
objetivo ofrecer un estudio de mercado para profesionales de las finanzas
dedicadas a la gestión de patrimonios privados (lo mismo que hace el diputado
Alfonso Prat Gay con la riqueza y posterior herencia de Amalita Lacroze de Fortabat),
para las principales marcas de lujo o para ONG que “trabajan con la comunidad
de ricos o quieren entrar en ese mercado”, explica David Leppan, titular de
Wealth-X, en la presentación de la página web de la compañía.
Según el último reporte, con datos compilados a
partir de más de 1100 fuentes en 109 países, en 2011 había en todo el mundo
185.795 Uhnwi con una riqueza global de 25 billones de dólares. De ese total,
57.860 estaban en Estados Unidos y 54.325 en Europa. Esos 25 billones de
dólares duplican el PIB de la Unión Europea de 27 países, y también son dos
veces el Producto de Estados Unidos. Esa inmensa fortuna equivale entonces a
casi la mitad del PIB mundial, y está concentrada en apenas 185.795 personas,
el 0,002 por ciento de la población mundial.
Brasil lidera la tabla en América latina, con 4725
ultra ricos, seguido por México, con 2900, cerrando el podio Argentina, con
1050.
En España, modelo económico elogiado por
conservadores durante las últimas dos décadas, hoy el borde de la quiebra,
contabiliza 1875 ultra ricos. En el ranking europeo se ubica en el sexto
puesto, detrás de Alemania, Reino Unido, Suiza, Francia e Italia. La existencia
de esa elite española millonaria convive con el desempleo más elevado de
Europa, cercano al 25 por ciento en promedio, que sube al 50 por ciento en los
jóvenes, con el retroceso del salario real y la pérdida de derechos laborales.
En 2009, según el otro informe elaborado por
Merrill Lynch y Capgemini, los Uhnwi eran un grupo formado por 93.100 personas
con una riqueza conjunta de 13,8 billones de dólares. En dos años se han
multiplicado por dos tanto los ultra ricos como sus riquezas acumuladas.
Merrill Lynch era uno de los bancos de inversión líderes de Wall Street,
absorbido por el Bank of America para evitar otra quiebra como Lehman Brothers.
Capgemini, compañía no tan conocida como Merrill Lynch, tiene más de 90.000
empleados en todo el mundo y presta servicios de consultoría, servicios
tecnológicos y outsourcing. Merrill Lynch y Capgemini trabajan para los ricos.
Saben de lo que informan.
En esa investigación se evalúan, además de los
ultra ricos, las personas con grandes patrimonios que parten de un activo
líquido (efectivo) de un millón de dólares. Según Merrill Lynch y Capgemini, en
esa categoría hubo 8,8 millones de personas con patrimonios elevados en el
mundo en 2005, una cifra que subió a 9,5 millones en 2006 y a 10,1 millones en
2007. En 2008, con el inicio de la crisis económica, la cifra se redujo a
apenas debajo de los niveles de 2005, con 8,6 millones. Para 2009, aumentó a 10
millones, casi lo mismo que en 2007, año previo a la crisis.
En este período de turbulencia económica global, la
riqueza conjunta de esas personas fue de 33,4 billones de dólares en 2005, 37,2
billones en 2006, 40,7 billones en 2007, cayendo a 32,8 billones de dólares en
2008. En 2009, subió a 39,0 billones de dólares. El último reporte indica que
en 2010 había 10,9 millones de ricos que en conjunto reunieron una riqueza de
42,7 billones de dólares. Ese monto es 9,7 por ciento más alto que el
registrado el año anterior, superando el nivel precrisis de 2007, que de por sí
ya había sido el más alto hasta entonces.
Esta sucesión de cifras ofrece una conclusión
impactante. Transcurrido un lapso de cinco años de la peor crisis económica
global desde la depresión del ’30 del siglo pasado, sin un horizonte cercano de
su fin, aumentó la cantidad de ricos y el monto acumulado de sus riquezas.
¿Cómo se llega a ese resultado cuando no hay día en
que no haya noticias sobre el drama social y profundidad de la crisis económica
global?
Daniel Raventós, profesor de la Facultad de
Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, brinda una pista en uno de
sus artículos mencionando una declaración de Neil M. Barofsky, quien fuera
inspector general del programa de rescate por 700 mil millones de dólares del
sistema financiero de Estados Unidos, conocido como Troubled Asset Relief
Programm (TARP), hasta febrero de 2011. Este funcionario escribió en The New
York Times que hoy “los grandes bancos son un 20 por ciento más grandes que
antes de la crisis y controlan una parte de nuestra economía mayor que nunca.
Asumen de forma razonable que el gobierno los rescatará de nuevo si fuera
necesario”.
El auxilio a la banca ha venido acompañado de
recortes en el gasto social, en eliminación de derechos laborales para abaratar
los despidos y en poda de salarios. Esa protección a banqueros se complementa
con la política de no tocar privilegios de los ricos, no subir impuestos a los
grandes patrimonios y sí al consumo, y cuidando de no afectar el funcionamiento
de los paraísos fiscales, refugios donde ricos y ultra ricos resguardan sus
riquezas.
La brecha entre los ricos y los pobres de los
países desarrollados reunidos en la OCDE es de ese modo la más grande de los
últimos 30 años, según el reciente informe de esa organización “Divided we
stand: why inequality keeps rising?”. En una de sus conclusiones destaca que el
coeficiente de Gini, una medida de la desigualdad de ingresos que oscila entre
0 (distribución equitativa) a 1 (máxima desigualdad), se situó en un promedio
de 0,29 en los países de la OCDE a mediados de 1980. En 2010 se había
incrementado casi 10 por ciento, al ubicarse en 0,316.
Si muchos quieren saber el
motivo del estallido de la crisis y por qué los líderes de las potencias no
pueden orientar sus economías para superar la debacle que está afectando al
resto del mundo, el aumento de la desigualdad en esos países y esas cifras de
ricos y ultra ricos es el comienzo de la respuesta.