LA
REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE: 94 AÑOS, ACTUALIDAD Y NECESIDAD
A los 94 años de la
revolución de octubre, los proletarios de todos los países debemos seguir el
ejemplo glorioso de aquellas jornadas donde los obreros “tomaron el cielo por
asalto”.
LENIN DIRIGIENDOSE A LOS OBREROS |
Introducción
El presente artículo no es una descripción cronológica de
los acontecimientos de la Revolución de octubre, puesto que consideramos que ya
existe suficiente material de ese tipo en publicaciones de partidos hermanos.
Lo que nos proponemos es marcar la importancia, la relevancia de la Revolución
Bolchevique y la vigencia que tienen las ideas marxista-leninistas en nuestra
época. Nuestros días están marcados por la agudización de las contradicciones
entre capital y trabajo, por las contradicciones interimperialistas y por las
contradicciones entre países imperialistas y países dependientes.
Tal situación es planteada por
Stalin en los fundamentos del leninismo, lo que nos hace concluir, sin dudas,
que el origen de los procesos revolucionarios y de democracia popular que se
vivieron en Europa del Este y otras zonas del planeta está más vigente que
nunca. El imperialismo está en un callejón sin salida, las condiciones
objetivas para la revolución se encuentran a un tope histórico de mayor
envergadura debido al increíble crecimiento de las fuerzas productivas en las
últimas décadas del siglo pasado y principios del actual.
Los medios de comunicación social
(mass media), como agentes ideológicos de las clases dominantes, hacen
esfuerzos desesperados por atacar y declarar muertas las ideas del marxismo;
gobiernos de corte fascista como el dúo Putin-Medvedev en la actual Rusia
imperialista, luchan de forma desesperada por tachar de asesino al camarada
Stalin, incluso falsificando documentos históricos, plasmando con sellos la
firma de Stalin en supuestas órdenes de asesinatos que nunca existieron. Con
esto, sin dudas no tratan de atacar la personalidad de José Stalin solamente,
sino también que va mucho más allá, contra la ideología y las banderas del
marxismo leninismo que levantó con tanta dignidad el camarada José
Visarionovich.
Sabemos toda la importancia que tuvo la obra de Stalin
en el desarrollo industrial de Rusia, en la construcción del socialismo, bajo
su mandato y del partido y el poder soviético en general, se sentaron las bases
de lo que es industrialmente la Rusia de hoy (teniendo en cuenta que el nivel
industrial de Rusia actual, no está ni cerca al de los años 80´s). Junto a todo
el desarrollo que se logró en esas importantes décadas de socialismo, están los
inmensos logros sociales. El reclamo de estos beneficios conquistados en la
época de Stalin y hoy limitados, derogados y violados por los organismos
capitalista-estatales, es lo que causa terror a los demócratas burgueses que
gobiernan a Rusia. Saben ellos que de no atacar la gesta socialista soviética
se verían en graves aprietos con los trabajadores rusos. Esa clase obrera que
mantiene un potencial extraordinario, por eso, la clase obrera rusa es una
bomba de tiempo que tiene a los capitalistas corriendo de un lugar a otro
alarmados, más conociendo la historia combativa de los obreros que instauraron
el primer estado socialista, el estado de los soviets y fueron (obviamente
siguen siendo) gran ejemplo para la humanidad.
Pero la situación revolucionaria no
sólo se vive en Rusia, sino en gran cantidad de países golpeados por los
efectos de la crisis burguesa. Los eslabones más débiles de la cadena
imperialista se encuentran en una coyuntura política realmente agitada, sobre
todo en las economías más vulnerables de Europa.
Los hechos del pasado, muchas veces
se estudian como un recordatorio cronológico, cuando más, como cultura general;
la certeza de no volver a vivir situaciones similares es algo cotidiano en la
historia, tal y como la conocemos. ¿Quién podría pensar en un nuevo Napoleón o
un Robertspierre devolviendo la grandeza a la burguesía, junto a una nueva y
enriquecida edición de “el contrato social” de Rousseau?, pensar
en ello sería descabellado y retrógrado debido al hecho de que la burguesía
está agotada como clase. Sin embargo, cosa muy distinta ocurre cuando
analizamos la revolución rusa, su contexto y su importancia para los tiempos
actuales y muy importante, con el método científico del materialismo histórico,
donde no son las individualidades que hacen la historia sino las masas.
Aclarando esto, podemos analizar el
actual modo de producción burgués, que en la época de la revolución Rusa (y
mucho antes), había pasado a una nueva etapa llamada imperialismo y que Lenin
llamaría con acierto “fase superior y última del capitalismo”. La
naturaleza del imperialismo en nuestros días es la misma que la de 1917,
descansa sobre la explotación de la clase obrera y representa la dictadura
mundial de los monopolios. Por tal razón, la lucha revolucionaria de los
obreros contra el capitalismo no es un sueño sino una necesidad, una
continuación a escala superior de la gesta de los obreros rusos y, esto se debe
a que los males de la Rusia del siglo pasado son los mismos que los de
cualquier país de nuestros días. El imperialismo es una cadena mundial de
opresión y la manera de acabar con él es por la vía de la violencia
revolucionaria con el método del Marxismo Leninismo.
Poco más de 20 años hace que cayó la
Unión Soviética, la burguesía celebraba con airada alegría. En el norte,
Francis Fukuyama proclamaba el fin de las ideologías y de la historia. El
comunismo era declarado muerto y de ahora en adelante lo único que determinaría
el avance del mundo eran las tecnologías, el libre mercado. Un “nuevo
orden mundial” decretaba que el comunismo era un mal superado y que no
se repetiría un fenómeno de ese tipo.
Este idealismo desbordante de la
burguesía, pronto bajó de las nubes y pisó tierra firme. En la Alemania
Oriental, las empresas sociales eran absorbidas y llevadas a la quiebra por los
monopolios privados de la Alemania Federal, mientras la salud, la educación y
todos los servicios que durante la era soviética eran para beneficio del
pueblo, ahora eran privatizados; en Rusia ocurría lo mismo. Este corto período
dio una sensación de relativo auge al capitalismo puesto que, el gran mercado
ruso se abría a la inversión de capitales, pero la ola de inmigraciones comenzó
a hacerse sentir, las antiguas repúblicas soviéticas eran disgregadas, el nivel
económico e industrial como la décima potencia mundial de la poderosa Alemania
Oriental (RDA) se transformaba a pasos agigantados en el de un país
subdesarrollado.
El desempleo, la miseria, el hambre
y otros fenómenos desconocidos hasta entonces en Europa oriental comienzan a
entrelazarse con los aberrantes vicios, desviaciones morales y males sociales
de occidente (drogas, alcohol, prostitución, mafias organizadas, especulación,
cristianismo, etc). El resultado es el que vivimos actualmente. La grave
recesión económica de toda Europa, Asia, Norteamérica, América Latina y África,
que amenaza con convertirse en depresión y que es expresión de la crisis
general del capitalismo, se engloba en una bomba de tiempo a punto de estallar,
las rivalidades entre las potencias imperialistas se agudizan y nuevas y
potentes economías imperialistas como la China se perfilan. Los aires de guerra
se levantan en todo el mundo.
La crisis general del sistema capitalista que azota a
los diferentes países de todos los continentes tiende a agudizarse, en un marco
de agresiones imperialistas contra pueblos soberanos. Los obreros parecen haber
salido del letargo sufrido tras la caída de la URSS y ahora, ante la
imposibilidad del sistema capitalista de mejorar las condiciones de vida de las
masas, estas buscan alternativas. Los movimientos sociales que se levantan
actualmente en muchos países de Europa e inclusive en los Estados Unidos,
(indignados) a pesar de luchar contra la miseria y las malas condiciones de
vida a que les obliga a soportar el capitalismo, no tienen una brújula política
que les indique como salir de este sistema burgués explotador. Más bien,
muestran espontaneismo y desorganización, sin embargo, es esto una muestra de
la decadencia del sistema.
Solo cabe preguntar ¿Es esto casual?
No, similar situación se vivió entre 1910 y 1914 la cual llevó al mundo a la
masacre de la primera guerra mundial. Igual situación se vivió en la década de
1930 antes de la segunda guerra imperialista mundial con “la gran
depresión” de 1928. Es aquí, donde de forma científica podemos
encontrar la actualidad y la necesidad de una revolución proletaria que de
forma dialéctica, repita los sucesos de Rusia de hace 94 años, pero a una
escala superior, a una escala planetaria comenzando por los eslabones más
débiles del capitalismo que se encuentran en América Latina y Europa.
Un poco de historia
SOVIET DE PETROGRADO 1917 |
El 7 de noviembre (25 de octubre
según el calendario juliano) de 1917, se decretaba “todo el poder para
los soviets”; el Partido Bolchevique encabezado por el gran Lenin
conducía a la clase obrera rusa a la toma del poder político, comenzaba la
primera revolución socialista en la historia de la humanidad. Nacionalización
de la banca y la industria, expropiación de la burguesía, derechos como nunca
antes se habían visto en la historia de la humanidad: legalización del aborto,
educación gratuita, igualdad entre hijos legítimos y naturales, separación de
la iglesia y el estado, etc., la base económica de Rusia era removida y
destruida, barriendo así, radicalmente la supraestructura social hasta entonces
conocida.
Las potencias imperialistas,
estupefactas y agotadas no se podían quedar de brazos cruzados y, a pesar de
haber salido de una guerra devastadora entre ellas (Primera guerra mundial), no
estaban dispuestas a tolerar una revolución que amenazaba los cimientos del
sistema capitalista. Cesaban los enfrentamientos entre las grandes potencias,
ahora todas se unían y perfilaban sus cañones contra la Rusia Soviética. La
primera guerra mundial cambiaba de contendientes, ahora todos contra el estado
de los obreros.
La intervención directa y militar extranjera (ejércitos
de 14 países entre ellos EE.UU. Inglaterra y Francia), asaltaban a la joven
república obrera con la finalidad de derrocar el poder soviético. Los ejércitos
blancos ultra reaccionarios hundían al país en una cruenta guerra civil
liderados por fascistas como Aleksandr Kolchak, Anatoly Pepelyayev, Antón
Denikin, Nikolai Nikolaevich Yudenich, entre otros. Pero el Ejército Rojo
superó las dificultades, uno a uno los ejércitos internos y externos fueron
derrotados por las fuerzas soviéticas. El saldo de muertes provocadas por la
intervención imperialista en la URSS es desconocido, se calcula que las cifras
superaron los diez millones. A pesar de la victoria del ejército rojo, lo que
quedaba era un país en ruinas, sin medios de producción y sin trigo, una
hambruna provocada por los fascistas amenazaba con acabar el estado de los
sóviets aunada a los inviernos más helados de la historia de ese país. Todo
esto, junto a la temprana muerte del gran Lenin no impidió la continuación del
gran avance del proletariado.
Luego de la muerte de Lenin,
comenzaron las pugnas entre las fracciones que se habían formado dentro del
partido. Bukharin, Trotsky, Sinóviev, Radek entre otros reformistas y traidores
se peleaban el liderato, intentaron por todos los medios dividir el Partido de
Lenin y mantener las viejas y obsoletas relaciones de producción
militar-feudales, pero el partido decidió por aplastante mayoría la dirección
de José Stalin el 27 de octubre de 1926. A partir de ese momento, la Unión
Soviética se la jugaba, o se industrializaba o sería destruida por el
imperialismo, Rusia se encontraba medio siglo de retraso con respecto a los
demás países adelantados, se necesitaba un plan, y el plan fue llevado a cabo
de forma magnífica.
El encargado de continuar la obra de
Lenin fue el Camarada Stalin, quien en un período increíblemente corto, logró
construir junto al partido y los trabajadores, el socialismo científico. Se
desarrolló la industria pesada y ligera, se industrializó, tecnificó y
colectivizó el campo, las antiguas clases explotadoras (burguesía y
terratenientes) fueron exterminadas por el pueblo trabajador. Todo ello
permitió conseguir el desarrollo del país a pasos agigantados sin la traba que
representa el parasitismo burgués y la obsoleta propiedad privada de la tierra
y los medios de producción.
Joseph Vissarionovich Stalin |
En el aspecto social, los
trabajadores consiguieron importantes conquistas, ahora todo el pueblo tenía
derecho a poseer la propiedad privada individual que había sido negada,
ultrajada y violada por el capitalismo, derecho a tener casas, carros, y todas
las comodidades que permiten al ser humano desarrollar su potencial creador a
plenitud. Los trabajadores se esforzaban en sus faenas laborales y trabajaban
horas extra voluntarias (sábados comunistas) con el mayor del entusiasmo, pues
sabían que ahora lo hacía para el desarrollo de su patria y no para el bolsillo
de un puñado de parásitos burgueses.
El primer paso era depurar el
partido de elementos reformistas y de derecha con el objeto de tener una base
sólida para las acciones futuras. De esa forma fue como se combatió el
trotskismo, brazo de los servicios de inteligencia germano-japoneses hasta
derrotarlo definitivamente en la depuración de los llamados juicios de Moscú en
1936. Con la certeza de mantener a raya al enemigo anticomunista interno
(Trotskismo), y más, luego de haberlos destruido, los obreros organizados en la
vanguardia comunista y con el poderoso aparato soviético ejecutaron los planes
quinquenales, los pusieron en práctica.
Rusia a principios del siglo XX, era
un país semifeudal, atrasado y con un 94% de la población en estado de
analfabetismo. Los aperos utilizados en el campo eran los más rudimentarios de
Europa, las técnicas de la agricultura eran las mismas del siglo XVII; sólo
algunas ciudades y centros urbanos contaban con electricidad, no por nada,
Lenin dijo “El socialismo es el poder soviético más la electrificación de todo
el país”. A esto debemos sumar los estragos de la guerra y el bloqueo que les
imponían los imperialistas.
Ese país perdido en el tiempo, de
los contrastes, ya en 1950 contaba con una sólida industria, con un desarrollo
sorprendente en las áreas científicas (genética, química, biología etc.), en la
ciencia (primer país en poner en órbita un satélite y el primer hombre en el
espacio), en el área militar, alcanzaron a derrotar a la casi invencible
Wermarch alemana (ejército de Hitler), la industria de un nivel medieval pasó a
convertirse en una de las principales del mundo; el campo se tecnificó y se
colectivizó la tierra; las mejoras en el nivel de vida fueron asombrosas. (Leer
“Balance del primer plan quinquenal” de José Stalin).
Los capitalistas estaban aturdidos,
lo que ellos habían tardado 300 o 400 años en construir, La URSS lo lograba en
menos de 30 y más sorprendente aún, sin necesidad de explotar y saquear otras
naciones como lo hicieron las potencias occidentales. Se hablaba de “un
milagro”, el milagro soviético.
Sabemos que no se debe a un milagro
ni nada por el estilo, sino a un acertado plan socialista. El capitalismo nunca
podrá igualar tal tarea, pero un partido fuerte apoyado en la clase obrera y en
el exterminio de la burguesía y los terratenientes como clase, la centralización
del crédito y el monopolio absoluto de la industria, el comercio y la banca
puede perfectamente lograr ese desarrollo. Solo bajo el socialismo científico
es posible la mejoría en las condiciones de vida de la humanidad, ninguna clase
burguesa en el poder ha sido capaz de llevar a cabo tal gesta, solo la clase
obrera en el poder, solo bajo la dictadura del proletariado es posible. La
clase obrera que ha sido tan ultrajada y hemos sido tachados de incultos,
demostramos que en unas cuantas décadas podemos hacer más que cualquier
gobierno demócrata burgués “culto”.
En ese sentido, ni los burgueses e
imperialistas fueron capaces de negar tal grado de desarrollo alcanzado por los
proletarios organizados, el diario burgués Le Temps de Francia publicó en verano
de 1932 en un artículo “el comunismo culmina a ritmo gigantesco la etapa
de reestructuración, que en el régimen capitalista es preciso recorrer a paso
lento… En Francia, donde la propiedad territorial está subdividida hasta el
infinito entre los propietarios privados, es imposible mecanizar la
agricultura; los soviets (consejos obreros), al industrializar su agricultura,
han sabido resolver este problema… Los bolcheviques nos han ganado la partida”.
(Citado por Stalin en “Balance del primer plan quinquenal”)
Ya en esa época, los burgueses no
tuvieron otra opción que aceptar la superioridad del socialismo sobre el
capitalismo. La expropiación y colectivización de la tierra, la tecnificación e
industrialización del campo y con ello la eliminación paulatina de las
diferencias entre este y la ciudad, son las acciones más acertadas si queremos
salir del atraso técnico y obtener la tan necesaria soberanía alimentaria. Bajo
el marco burgués, todos estos anhelos serán solo una ficción por el sencillo
hecho de que los privados no ven la producción agrícola como una forma de
contribuir a la colectividad, sino como un medio para lucrarse.
Queda demostrado que la
industrialización de la URSS, que el desarrollo de ese país en todos los
sentidos se debe a que ya el estado no era el mismo, la base económica ya no la
controlaban los mismos, todo eso se logró porque quienes gobernaban eran los
obreros y no los burgueses, de otra manera hubiera resultado objetivamente
imposible.
El colapso de la URSS
En 1953, muere el líder que llevó a
cabo junto al partido y al pueblo trabajador la construcción del socialismo,
José Stalin, quien sólo unos meses antes de morir, hablaba de una desviación
dentro del partido comunista de la URSS; y que tal desviación de consolidar su
plan llevaría a la Unión Soviética por el camino de la restauración del
capitalismo. Stalin no pudo llevar a cabo su plan de purgar nuevamente al
partido de los elementos desviacionistas, pues su fallecimiento se lo
impidió.
Fue así como las teorías del leninismo
nutridas por los valiosos aportes del camarada Stalin, la lucha de clases, la
expropiación sin indemnización a los terratenientes y burgueses, la
industrialización, la línea única en el partido, fusilamiento para los
traidores de la causa proletaria, la planificación de la economía, fueron
declarados por Nikita Jhrushov como una aberración. La corriente oportunista y
procapitalista a la cual Stalin quería eliminar, triunfó y se estableció en el
poder. Era el comienzo del fin de la Unión de las Repúblicas Soviéticas
Socialistas.
Jhruschov elaboró su plan de golpe
de estado afirmando que criticaba los errores de Stalin con el objetivo de
"restablecer el leninismo". Gorbachov hizo las mismas
promesas demagógicas para desorientar a la fuerzas de izquierdas, el resultado
ha sido el que tenemos hoy día, con la coartada de restaurar el leninismo, ha
hecho entrar al zarismo; bajo el pretexto de "mejorar el comunismo"
se ha resucitado al capitalismo.
En 1956, Jhrushov, líder del
anticomunismo presentó ante el XX congreso del Partido Comunista de la U.S. Su
infame “informe secreto”, donde se sentarían las bases de la
restauración capitalista, en el país donde los obreros organizados ejercían el
poder en las épocas de Lenin y Stalin.
TRAIDOR GORBACHEV CON BUSH PADRE |
De esa forma, a finales de la década
de 1980 y principio de 1990, el revisionismo sembrado en 1956 con Jhrushov y
otros traidores, había germinado en todas las esferas de la vida política del
órgano del estado soviético. El representante de ese oportunismo era Mikhail
Gorbachov, el cual, durante el 70 aniversario de la Revolución de Octubre
pronunció un discurso que rechazaba la lucha antiimperialista y afirmaba que el
imperialismo había renunciado a su carácter violento dentro de un mundo
globalizado, en el que la Unión Soviética, los EEUU y otros países podrían
cooperar por el interés común de la supervivencia de la humanidad. El congreso
XXVIII del Partido Comunista de la URSS; rompía con todos los principios
elementales del marxismo y el leninismo, el camino quedaba despejado para el
golpe definitivo.
Yananiev y Yeltsin representantes
del capitalismo en la Unión Soviética, haciendo gala del más rancio chauvinismo
proclamaban una Rusia única y capitalista desligada de las demás repúblicas
soviéticas, rápidamente, después de esta situación, la ofensiva fue general,
Letonia, Georgia, Lituania, Ucrania y las demás repúblicas hicieron proclamas
separatistas. En 1989 cae el muro de contención antifascista en Berlín y junto
a él, todas las esperanzas del proletariado de esos países.
Ciertamente, a pesar de la
naturaleza desviada y totalmente reformista de esos regímenes, gran parte de la
clase obrera y el pueblo en general aún creía en ellos. Existe un mito muy
divulgado entre los burgueses, izquierdistas, neo-revolucionarios, sigloventiuneros
y otras especies de antimarxistas, de que el gobierno soviético no fue
defendido por nadie, que los obreros no salieron a defender sus conquistas y
que la reacción y el fascismo no tuvieron obstáculos para retomar el poder, en
definitiva “entraron como Pedro por su casa”.
Esta argumentación no corresponde en
lo más mínimo con la realidad y no hace más que coquetear con la propaganda
burguesa anticomunista. Una cosa es que las masas trabajadoras no salieran a
defender sus conquistas y otra muy distinta es que los medios de la burguesía
en medio de su éxtasis reaccionario no transmitieran nada de eso, ¿o acaso nos
olvidamos de los sucesos del 2002 en Venezuela y el papel de los medios?, la
diferencia es que en nuestro país la derecha no logró avanzar y por eso salió a
la luz la defensa del gobierno por parte de las masas populares, de lo
contrario, de haber triunfado la derecha en nuestra patria, en muchos países
del mundo se pensaría sobre Venezuela lo mismo que se piensa del papel de las
masas en la caída de la URSS.
En la Alemania oriental, las masas
salieron a las calles y fueron aplastadas por los reaccionarios con inaudita
brutalidad, masacres que quedaron impunes y en el olvido con el complacimiento
de la ONU y la mirada enamorada de los medios de la burguesía. En Rusia,
recordamos el episodio conocido como el “octubre negro”, donde trabajadores
defendían el último bastión del poder obrero, el Soviet supremo y el Consejo de
Comisarios del Pueblo.
Boris Yeltsin trataba de
consolidarse en el poder, el capitalismo aún no podía avanzar de la forma
deseada para las potencias imperialistas quienes exigían a los golpistas la
aplicación de medidas neoliberales, los principales obstáculos eran el Congreso
de los Comisarios del pueblo y el Soviet supremo. Los decretos neoliberales de
Yeltsin eran ilegítimos e ilegales, pues iban en contra de la constitución
Soviética vigente hasta entonces, a lo que Yeltsin procedió a concluir su golpe
de estado de manera descarada, ordenó la disolución del Soviet Supremo y del consejo
de los Comisarios del Pueblo y proclamó de forma ilegal una nueva
constitución.
El congreso como estaba estipulado
dentro de las leyes soviéticas que no habían sido derogadas, rechazó el decreto
presidencial y ordenó la inmediata destitución de Yeltsin como presidente, el
cual se negó y desconoció el Soviet y el Consejo. Las protestas públicas contra
el gobierno de Yeltsin tomaron las calles en Moscú. En la represión de las
mismas se produjeron varios muertos, la sangre corría por las calles como muestra
de que la democracia no admite “revoltosos”.
El ejército, bajo el control de
Yeltsin, determinó el final de la crisis. Los diputados y centenares de obreros
se encerraron en el edificio sede del Soviet supremo, y se dispusieron a
resistir el asedio de las fuerzas bajo control del depuesto presidente. La
semana siguiente las protestas populares contra Yeltsin y en apoyo al Soviet
fueron creciendo. Alcanzaron el punto álgido el día 2 de octubre de 1993. Rusia
se encontraba a las puertas de una guerra civil que amenazaba a los
capitalistas con restaurar el Poder Soviético. En ese punto, las cúpulas
militares mostraron su apoyo al depuesto presidente y este ordenó el desalojo
del Soviet a la fuerza. La orden de Yeltsin se materializó mediante el bombardeo,
mediante carros de combate y artillería del edificio sede de la soberanía
popular. El Soviet supremo fue destruido y muchos de sus ocupantes, obreros y
representantes de la soberanía popular, murieron en el ataque.
Para el 5 de octubre la resistencia
a Yeltsin había sido destruida, una masacre de proporciones desconocidas
ocurrió en muchas ciudades de Rusia. El conflicto, el conflicto fue el más
grave sucedido en Moscú desde la Revolución Rusa de octubre de 1917. El número
de muertos y desaparecidos sigue siendo un misterio.
Esto para nombrar los casos más
emblemáticos, pero no fueron los únicos, en Rumania, Checoslovaquia (hoy
República Checa y Eslovaquia) y todos los países de la ex-URSS, las masas
salieron a defender la Revolución de Octubre, lo que ellos consideraban el
legado de Lenin. Todo esto echa por tierra las palabras malintencionadas de
algunos intelectuales modernos acerca de la conciencia revolucionaria de la
clase obrera mundial. A pesar de que esos regímenes se desviaron a mediados del
siglo XX, las masas populares tenían la certeza que el capitalismo significaría
la destrucción de los intereses de la clase obrera.
Conclusión
Los capitalistas y burgueses de
todas partes del mundo celebraron hasta más no poder la caída del muro de
contención antifascista y de la Unión Soviética. Las ideas del marxismo
leninismo actualmente son atacadas en los medios de comunicación y en todas las
esferas de la vida burguesa como las iglesias y las aulas universitarias; son
calificadas como inservibles e irrealizables poniendo como prueba el fracaso de
la URSS.
Debemos dejar claro que la caída del
muro de resistencia antifascista y de la URSS, no es el fracaso del marxismo
leninismo, sino del revisionismo, un plan ideado por el imperialismo para
destruir el país de la dictadura del proletariado; apartándose del leninismo y
el marxismo para dar entrada al capitalismo. El derrumbamiento de las estatuas
de Stalin en 1956, era justificada con la excusa de volver al leninismo, en
1991, el derrumbe de las estatuas de Lenin era el resultado de esa “vuelta
al leninismo”.
La dictadura del proletariado es
requisito fundamental para la construcción del socialismo. Sin este poder, no
se puede emprender una revolución socialista. Con este poder, Lenin pudo
decretar la nacionalización de las tierras y los bienes de las clases
explotadoras, y tomar el control de la economía. No podemos concebir que se nos
quiera engañar con un supuesto socialismo construido en la base del marco
burgués.
En ese sentido, debemos recordar la actitud
de Lenin y los Bolcheviques ante el marco burgués de desarrollo. Ejerciendo la
dictadura proletaria, los Bolcheviques disolvieron en enero de 1918 la Asamblea
Constituyente, que había sido elegida después de la Revolución de Octubre pero
que estaba dominada por los Social-revolucionarios y los Mencheviques, porque
esa asamblea se negó a ratificar la Declaración de Derechos del pueblo
trabajador y explotado. Posteriormente, los bolcheviques prohibieron a los
partidos burgueses porque eran partidos comprometidos con la violencia
contrarrevolucionaria y la guerra civil, y porque colaboraron con los
intervencionistas extranjeros. Ejemplos como estos debemos tenerlos muy
presentes a la hora de la construcción del socialismo, al enemigo de clase hay
que destruirlo, las dos clases antagónicas no pueden converger en un mismo
sistema de gobierno.
TRABAJADORES DEL MUNDO SE LEVANTAN CONTRA EL IMPERIALISMO |
La dictadura clasista del
proletariado no es más que una expresión del poder estatal necesario para
destruir y sustituir el poder del estado o la dictadura clasista de la
burguesía, y así llevar adelante la revolución socialista y evitar la
recuperación del control sobre la sociedad por parte de los
contrarrevolucionarios. La dictadura del proletariado, es al mismo tiempo una
democracia proletaria y una democracia para el pueblo trabajador, para las
masas de obreros y campesinos. Sin el ejercicio de la dictadura proletaria
contra sus enemigos de clase, el proletariado y el pueblo trabajador no pueden
disfrutar de una democracia para ellos mismos. La dictadura proletaria es el
resultado de la forma más alta de democracia dentro de la sociedad dividida en
clases: es en suma cuenta, el proceso revolucionario que derriba a la dictadura
burguesa. Es la garantía de la democracia auténtica para el pueblo oprimido y
explotado, contra los enemigos de clase internos y externos, las clases
explotadoras locales y los imperialistas. Estos principios fueron abandonados
por la camarilla soviética desde Jhrushov hasta Gorvachov y sustituídas por una
caricatura llamada por ellos “Estado de todo el pueblo o popular”,
he ahí la razón de la caída de la Unión Soviética.
Hoy más que nunca, las ideas del
marxismo leninismo están siendo estudiadas por los obreros de todo el mundo, la
situación de miseria en las masas, las crisis de superproducción relativa, en
general, el fracaso del capitalismo, la inviabilidad del sistema del
imperialismo para llevar al mundo por la senda del progreso. Todo esto es la
prueba de la actualidad de las ideas del leninismo. La experiencia soviética de
los Bolcheviques debe servirnos de ejemplo para los futuros combates por la
construcción del socialismo y el comunismo.
Cuando la burguesía nos habla del
fin del comunismo, en realidad nos está hablando del fracaso del revisionismo
para reafirmar su odio a la gran obra realizada por Lenin, los Bolcheviques, y
el proletariado ruso en octubre de 1917. Haciendo esto, piensan más en el
porvenir que en el pasado. La burguesía nos quiere engañar diciéndonos que el
marxismo leninismo ha muerto para siempre, pero lo hace porque sabe
perfectamente que este tiene una gran vitalidad y actualidad.
Después de 22 años de la caída de la
URSS, todas las contradicciones del sistema capitalista están más agudizadas
que nunca. Una espantosa ventana de hambre, miseria, desempleo, guerras,
recesión económica, se abre en la cara de los trabajadores de Europa,
Latinoamérica, África, Asia y se postra en sus hombros; sólo el marxismo
leninismo es capaz de mostrar cuál es la única vía de salida. Sólo el
marxismo-leninismo puede aportar a las masas trabajadoras del mundo capitalista
y a los pueblos oprimidos y dependientes, las armas para su liberación. Todo el
alboroto sobre el fin del comunismo, lo que intenta es desarmar, (con la visión
puesta en las grandes luchas futuras) a las masas oprimidas del mundo
entero.
Los obreros y proletarios deben
estar consientes que hoy es el momento, que debemos levantar las banderas del
marxismo leninismo, las banderas de los Bolcheviques, sigamos el ejemplo de la
Revolución de octubre de 1917 donde los proletarios organizados en una
vanguardia comunista bajo la dirección de Lenin y Stalin conquistaron el poder
político, construyeron el socialismo, instauraron la dictadura del proletariado
contra los explotadores, terratenientes y latifundistas. Esa es la única vía
para construir el socialismo, no existe otra.
Tomado de ACERO REVOLUCIONARIO
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