Ola de cambio en el mundo árabe - Revolución democrática en Egipto:
Los egipcios exigen democracia sin distinción de clase, edad o religión
Más de la mitad de los 80 millones de habitantes vive con un euro al día
Ancianos repartiendo agua, mujeres lavando el rostro de los manifestantes, padres y madres arrastrando a sus hijos mientras gritan: "Vete, Mubarak...". La revuelta egipcia no es cosa de unos pocos. No es de los islamistas Hermanos Musulmanes, ni de los partidos políticos. Tampoco pertenece a los jóvenes, ni a los intelectuales, ni a la élite adinerada o a las clases desfavorecidas. Pertenece a todos y a uno solo: al pueblo egipcio, que quiere democracia y se ha echado a la calle para pedirla con su sangre.![]() |
Hosni Mubarak |
"No son 30, son casi 60 años de corrupción", dice un manifestante
Durante la última semana el espíritu de la revolución se ha ido instalando en los corazones de un pueblo oprimido. De un país en el que más de la mitad de una población de 80 millones de almas, apenas tiene un euro al día para comer, pagar una vivienda digna o vestir a sus hijos. Han aprendido que pueden luchar, han perdido el miedo, como cuentan muchos de los manifestantes, a un régimen que no les ofrece futuro. Mientras se resguardan de los gases lacrimógenos lanzados por la policía en los portales, tras los coches, se llaman unos a otros, se cubren y se cuidan. Una mano ruda se acerca a una mujer con la cara y los ojos hinchados por el gas y se la limpia con un poco de cola. Es el único remedio que alivia sus efectos. Difícilmente en otro momento esa mano y ese rostro se habrían encontrado. Pero es la revolución. Es el pueblo contra la dictadura. Y solo hay un rostro y dos manos clamando ¡horreiya! (¡libertad!).
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Un herido en una de las manifestaciones celebradas ayer en El Cairo es atendido en plena calle.- AP |
"Tengo dinero, una posición acomodada, un buen trabajo, pero mi hija ha pensado irse a Estados Unidos un año, tal vez dos, y si se va, sé que nunca regresará a este país", explica Mostafa el Hadidy. "Cómo va a quedarse. No son 30, son casi 60 años de corrupción y favoritismo, de no poder expresarnos. Mubarak ha acabado con la clase media y no hay opciones para la mayoría", sentencia.
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Grupos de manifestantes se concentran ante la sede del gubernamental Partido Nacional Democrático, envuelta en llamas, en El Cairo.- AFP |
En la otra cara de la moneda una mujer vestida de negro de arriba abajo, con la indumentaria típica de la gente del campo, hace el amago de rasgarse las vestiduras. Tras ella unos universitarios tratan de organizar al grupo. Los jóvenes lideran una revuelta que ha germinado en Internet, pero ha florecido en las calles. "No se puede ignorar lo que estamos pidiendo. Es el pueblo el que habla, unido por primera vez en décadas", asegura Mohamed Sobia. "Si somos capaces de aguantar, al rais (Mubarak) no le queda mucho tiempo. Podría ser cuestión de semanas", añade El Hadidy. Un hombre apunta a otra de las manifestantes, vestida de manera muy moderna y explica que se trata de una famosa actriz de televisión.
Incluso algunos de los extranjeros que residen en El Cairo se han echado a la calle para apoyar la protesta. "Estamos con la libertad y los egipcios no la tienen", explica un grupo de alemanas. Un momento después un autobús de turistas intenta avanzar por una calle bloqueada por miles de personas. Llamándose la atención unos a otros los manifestantes flanquean el paso entre aplausos al vehículo. Desde las ventanillas los viajeros les responden con el signo de la victoria.
Un barbudo con galabeya (túnica) coge del brazo a un joven con una gorra de béisbol. El primero reconoce ser un hermano musulmán. Su amigo muestra el tatuaje de la cruz en su muñeca que le identifica como cristiano. "No importa de qué religión seamos, no importa la clase social, estamos juntos por nuestros hijos. Debéis contarle al mundo lo que estamos haciendo. Mubarak debe marcharse".
"Mira", apunta Jalil, en dirección a la entrada del zoo de la capital, donde muchos egipcios acostumbran a pasar su día libre de la semana. Muchos han intentado unirse a la marcha y la policía ha cerrado las puertas apresándoles tras las rejas. Algunos intentan saltar las vallas. Finalmente, a empujones, consiguen romper el candado y un tropel de familias cargadas con bolsas de merienda se une al río de gente que no para de crecer y crecer.
Medio siglo de la República de Nasser
1953. Se declara la República de Egipto tras un golpe liderado por Gamal Abdel Nasser, que destituye al rey Faruk I.
1954. Nasser se convierte en primer ministro. Reino Unido comienza la retirada de sus tropas de Egipto.
1956. Nasser asume la presidencia y nacionaliza el canal de Suez. Guerra contra Francia, Reino Unido e Israel, que intentan derrocar militarmente a Egipto, que resiste el ataque.
1967. Guerra de los Seis Días: Israel derrota a Egipto, Jordania y Siria y arrebata el Sinaí y el control egipcio sobre la franja de Gaza.
1970. Muere Nasser y le sucede su vicepresidente, Anuar el Sadat.
1973. Guerra del Yom Kippur: Egipto y Siria atacan Israel para reconquistar los territorios que habían perdido en 1967.
1978-1979. Acuerdos de Camp David,
que sellan la paz de Egipto con Israel.
1981. Sadat es asesinado por islamistas radicales. Le sucede Hosni Mubarak.
1987. Mubarak reelegido presidente.
1993. Tercer mandato de Mubarak.
1995. El presidente sobrevive a un atentado en Addis Abeba (Etiopía).
1999. Mubarak inicia su cuarto mandato.
2005. Se aprueba en referéndum una enmienda constitucional que permite a varios candidatos en las elecciones presidenciales. Mubarak es reelegido para su quinto mandato consecutivo. Los Hermanos Musulmanes obtienen un histórico 20% de los escaños en las elecciones parlamentarias.
2006. Detenciones masivas de miembros de los Hermanos Musulmanes.
2007. Se aprueba en un referéndum la reforma constitucional que aumenta los poderes presidenciales. Acoso del Gobierno a la prensa con encarcelaciones de periodistas y editores.
2008. Veinticinco líderes de los
Hermanos Musulmanes son condenados por los tribunales militares a duras penas de cárcel. Más de 800 detenidos
durante un mes de protestas. Los Hermanos Musulmanes boicotean las municipales.
2009. Histórico discurso de Barack Obama en El Cairo pidiendo un nuevo comienzo para las relaciones entre EE UU y el mundo musulmán.
201o. Febrero. Mohamed El Baradei, ex director del Organismo Internacional para la Energía Atómica, vuelve a Egipto. Forma una coalición para el cambio político y anuncia que podría presentarse en las elecciones presidenciales de 2011.
2010. Marzo. Mubarak se somete a una delicada operación en Alemania.
2010. Noviembre. En las elecciones parlamentarias el Partido Nacional Democrático de Mubarak obtiene casi el 65% de los escaños. Los Hermanos Musulmanes denuncian un fraude electoral y se retiran de la segunda vuelta, como el partido liberal Al Wafd.
2011. 25 de enero. Cuatro muertos durante las protestas del día de ira convocado sobre todo a través de las redes sociales.
27 de enero. En plena efervescencia de las protestas, vuelve a Egipto el Nobel de la Paz Mohamed El Baradei, que anuncia su apoyo al movimiento contra Mubarak.
Ola de cambio en el mundo árabe - El precedente de Túnez
La última y cruel noche de Ben Ali
Poco después de que el dictador dejara Túnez, sus secuaces mataron a presos y quemaron documentos de la represión
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Zine El Abidine Ben Alí |
"¿Ves a ese? Lo conozco. Vive en mi barrio. Es un asesino a sueldo que se llama Hichem Kraiem". Un ciudadano de la capital de Túnez señalaba al individuo que vigilaba a los manifestantes el 14 de enero, horas antes de que el régimen colapsara y Zine el Abidine Ben Ali abordara el avión que le llevaría al exilio en Arabia Saudí. Aquella noche y la mañana del día 15, el caos campó a sus anchas en el país. A fe que matones leales al dictador intentaron dejar atrás un panorama de tierra quemada. Los tiroteos en cualquier suburbio y los choques con el Ejército se prodigaron.
Madres de jóvenes desaparecidos hace años claman ahora por su paradero.
Pero también se sirvieron de un método nada novedoso: abrieron las puertas de las cárceles y 11.000 reos escaparon. Muchos corrieron una suerte fatal. "Policías abrieron las puertas de las celdas y dispararon en las prisiones de Monastir, Bizerte y Mahdia. Aparecieron 47 cadáveres carbonizados", cuenta Nayet Labidi, abogada y miembro de Libertad y Equidad, una ONG defensora de derechos humanos, y de la sección tunecina de Amnistía Internacional. No hubo motín de presos tratando de sacar tajada del desorden. "Algunos prisioneros", revela, "fueron obligados a quemar sus colchones". Mientras, de modo sigiloso, pruebas de los crímenes de la dictadura también ardían.
Días después se supo que el déspota contaba con la ayuda de sujetos del pelaje de Kraiem: "Puede que nos tengamos que ir, pero prenderemos fuego a Túnez. Tengo a 800 tipos dispuestos a sacrificarse. En dos semanas, los mismos que se manifiestan nos suplicarán que volvamos". Infinidad de comisarías de policía en todo el país fueron arrasadas por tunecinos enfurecidos, pero también por leales al régimen cuya intención nadie ignora: borrar evidencias de unas barbaridades que fueron moneda común durante 23 años.
"En la prisión de Monergia, los agentes lanzaron gases lacrimógenos en las celdas y soltaron perros. No se hacía distinción entre presos políticos y comunes". Decenas de prisioneros y sus familiares comienzan a relatar a letrados los abusos ejecutados durante las dos jornadas siguientes a la fuga de Ben Ali. Es impactante. "Les dejaron sin comer durante días, desnudos en sus celdas y golpeados. Las familias les llevaban comida, pero los funcionarios no permitían que se entregara. Solo a partir del día 22 se reanudaron las visitas", narra Labidi. Y sigue: "A un preso, Jaled Nasir, le metieron un tiro en el ojo. Está muy grave. Permaneció cinco días sin asistencia médica hasta que firmó un papel en el que exculpaba a la policía. Ali Kalai, otro recluso, denunció torturas. Y volvió a ser torturado después del día 22. Está en un estado horrible". Ben Ali se había fugado ocho días antes. "No sabemos", agrega la activista, "cuántas personas han muerto, pero seguro que son más de las 78 que oficialmente anunció el Gobierno".
Pasará mucho tiempo antes de que se esclarezcan los crímenes ejecutados por los secuaces del clan gobernante. Y, en demasiados casos, será necesario reconstruir los hechos solo a través de testimonios de testigos. El temor a que la impunidad prevalezca es dominante. "Hay muchos expedientes sobre la corrupción y los abusos de poder, pero no están en ningún lugar concreto porque todos los organismos estaban contaminados por la corrupción", explica Labidi. "No se nos permite acceder a los informes. No creo que nunca se den a conocer totalmente. Sabemos que muchos documentos han desaparecido de los juzgados. El tribunal de la ciudad de Gabes, por ejemplo, fue totalmente calcinado", lamenta la abogada. Algo se ha conseguido recuperar de las cenizas. Habib Boomrane, también abogado, comenta: "El pueblo recuperó una lista de 1.200 colaboradores, con nombres y apellidos, que estaban a las órdenes del dictador. Al menos uno de ellos ha intentado suicidarse". Parece un caso aislado.
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La madre de un joven muerto en las protestas muestra su fotografía.- EFE |
La promesa, ineludible, de castigar a los implicados en la rampante corrupción de la familia presidencial es una patata que arde en las manos del Ejecutivo. El jueves se anunció que el Gobierno pedirá la extradición de Ben Ali y sus parientes por delitos económicos. Incluso la prensa, todavía temerosa, tildaba de parodia la decisión. ¿Por delitos de cuello blanco, cuando han torturado y asesinado a tanta gente? Abundan quienes opinan que el régimen -a día de hoy pululan por las calles, barras de hierro en mano, matones que dan pavor- tardará en ser pasado. Porque algunas decisiones anunciadas para calmar ánimos no se han cumplido: el Ejecutivo garantizó que todos los reos de conciencia saldrían a la calle. Y aunque se ha liberado a 2.460 prisioneros, permanecen entre rejas presos políticos.
La brutal represión -algo que explica el odio que profesan los tunecinos al viejo régimen- viene de largo. "En 1989 el régimen asesinó a mucha gente y no entregaron sus cadáveres a las familias", afirma la letrada. "Sé de 11 estudiantes que desaparecieron en 2005 en condiciones extrañas. La policía no informa. Muchos jóvenes no han sido encontrados por sus familias", cuenta Labidi. Las ONG calculan que 3.000 civiles fueron detenidos tras entrar en vigor, en 2003, la ley antiterrorista. Sus madres alzan estos días en la principal avenida de la capital las fotografías de sus hijos desaparecidos.