viernes, 4 de febrero de 2011

¿DEMOCRACIA?
Por Raúl Benites Agurto.
Frecuentemente escuchamos: “nuestra democracia”, “defendamos la democracia”, “sistema democrático”, “atentado a la democracia”, etc. Pocos son consientes de su verdadera significación. La que conocemos como democracia, es la forma de poder, caracterizada por reconocer el principio de subordinación de la minoría a la mayoría y de libertad e igualdad de derechos de los ciudadanos. Pero estos rasgos formales no son el límite, como interesadamente sostienen quienes justifican el capitalismo como sistema, al considerarla al margen de las condiciones socio económicas de vida de la sociedad y del estado real de las cosas. En última instancia, toda democracia, como forma de organización política de la sociedad, se determina por las relaciones de producción de una sociedad dada, en virtud de lo cual se advierte su desarrollo histórico y su dependencia directa de la sustitución de las formaciones socio económicas y del carácter de la lucha de clases.
En nuestra sociedad peruana dividida en clases sociales antagónicas, (capitalistas – obreros: explotadores–explotados), la democracia existe de hecho sólo para la clase capitalista que detenta el poder económico y político, en la cual es la forma de dominación, de dictadura; así los capitalistas mineros, agrarios, pesqueros, industriales, grandes empresarios financiero-exportadores, imponen su voluntad y sus intereses. Esa democracia, es un medio de dominación política: redactan la constitución, usan el parlamento y otras instituciones, permiten el sufragio universal y algunas libertades políticas, y no sin descarada demagogia, nos piden defender y fortalecer.
En contrario, las posibilidades de que se respeten los derechos de los trabajadores, con igual oportunidad de vida digna, trabajo, salarios justos, beneficios laborales y pleno disfrute de sus derechos, es quimera, pues son restringidos a toda costa y por todos los medios, mientras el estado está al servicio de los grandes empresarios, dirigido a paralizar de hecho la actividad política de los trabajadores, a quienes apartan e impiden real participación en la vida política del país. Los derechos políticos formales de los trabajadores no están pues garantizados por nada, y las instituciones representativas son instrumentos de dominación política de la clase dominante, los grandes empresarios capitalistas, para lo cual utilizan sus partidos políticos, PPC, PP, APP, AP, APRA, Fujimorismo y otros.
Vivimos en la época del imperialismo globalizado, bajo la presión del capital monopolista; en los estados pro capitalistas como el nuestro, se produce un viraje de la democracia a la reacción política, en virtud de lo cual la lucha de los trabajadores y de las fuerzas progresistas por la democracia y los derechos democráticos, adquiere gran importancia como condición y eslabón sustancial de la lucha de clases de los trabajadores por la transformación socialista de la sociedad.
A las clases explotadas: obreros, campesinos pobres, maestros, pequeños comerciantes, corresponde la verdadera democracia del pueblo, que construye la Democracia Socialista; ésta es su forma superior, de las mayorías, para las grandes masas trabajadoras, cuya base económica es la propiedad social sobre los medios de producción. Solo en el Socialismo se realizará el auténtico sufragio universal, directo, igual y secreto. Los ciudadanos gozan de iguales derechos en la vida política, económica y cultural. Su principal particularidad es la incorporación de las masas a la administración del Estado y de todos los asuntos sociales, donde un importante lugar corresponde a los organismos de control popular, en los cuales toman parte miles de trabajadores.
La Constitución de un país socialista refrenda la plenitud de los derechos y libertades, los cuales se aseguran con garantías materiales. El derecho al trabajo no solo está fijado legislativamente, sino asegurado realmente gracias a la supresión de la explotación y el desempleo, la ausencia de las crisis en el desarrollo de la producción, etc. Ello es la diferencia cardinal entre democracia socialista y democracia burguesa que los grandes empresarios, lobos con piel de cordero, nos piden que defendamos.
                                                                       Piura, diciembre de 2010.

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