martes, 30 de agosto de 2011

Acerca del Socialismo Siglo XXI":


Debate sobre el “socialismo siglo XXI”
Las diferencias conceptuales marcan la distancia que hay entre quienes luchan por un cambio revolucionario y aquellos que creen que es posible un cambio en el marco del propio capitalismo.

El crecimiento de la tendencia de izquierda en el Ecuador y América Latina ha actualizado el debate sobre el tipo de cambio que queremos y, en este contexto, el tema del socialismo cobra vigencia. En el intento de definirlo y establecer la vía para llegar a él, se notan, con toda claridad, las diferencias entre los diversos sectores y organizaciones que integran la tendencia, tanto en el campo conceptual como de su práctica social. En otros términos, entre la izquierda revolucionaria y aquellos que se inscriben dentro de posturas socialdemócratas y postmodernas.
Precisamente, hace pocos días se desarrolló un foro denominado “Socialismo del siglo XXI”, en el que se exhibieron algunas ideas sobre su significado. En este evento, el presidente Correa sustentó su adhesión a esta propuesta ideológica y política planteada por Hugo Chávez, ubicándola como una respuesta a la “derrota social del neoliberalismo” y estableció diferencias y semejanzas entre el socialismo clásico marxista y el del siglo XXI. Conforme lo expresó, en este último no hay dogmas; el materialismo dialéctico ha sido superado, en consecuencia, no cabe hablar de lucha de clases y de cambio violento; considera que plantear la eliminación de la propiedad privada “es insostenible”. Aclaró que una propuesta de este socialismo es buscar la integración de América del Sur, sin embargo, precisó que dentro de sus fundamentos ideológicos esto no significa desarrollar una lucha antiimperialista contra Estados Unidos sino la estrategia para ser más fuertes.
Un común denominador entre quienes sostienen estas tesis es asignar protagonismo a la participación de la llamada “sociedad civil” o ciudadanía, con esto despojan a las personas de su situación y posición de clase, a la par que niegan la necesidad del partido político que los represente.
Estas breves referencias muestran, de cuerpo entero, la naturaleza de estas concepciones que riñen con las leyes universales del materialismo dialéctico e histórico y la teoría científica del socialismo. Según ellas, todo cambia, todo se transforma gracias a la existencia de contradicciones; en una sociedad dividida en clases, la lucha de clases es el motor de la historia, por ende, no cabe la conciliación y el tan pregonado consenso; la revolución social es el tránsito de una sociedad a otra y se produce, de manera obligatoria, por vía insurreccional, porque significa un cambio de sistema, reemplazando una clase social por otra en el poder político del Estado; acabar con la desigual distribución de la riqueza plantea el imperativo de la abolición de la propiedad privada, causa primigenia de la explotación y la injusticia; el sistema capitalista en su fase imperialista divide al mundo en países pobres, atrasados y dependientes y las grandes potencias, por ende, superar esta situación significa promover la lucha antiimperialista para acabar con su dominio, mas no cobrar fuerza para disputarlo.
Como se puede apreciar, las diferencias conceptuales son claras y marcan la distancia que hay entre quienes luchan por un cambio revolucionario y aquellos que creen que es posible un cambio en el marco del propio capitalismo, cuestión ilusoria desde todo punto de vista.
(Tomado de: En Marcha)


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